lunes, 25 de enero de 2016

En cuerpo y alma

En mi educación el sexo tiene un buen ver, es algo normal y es ley de vida que pase algún día, aunque claramente todo debe ser a su debido tiempo. Con 17 años y en esta sociedad en la que vivo, lo "normal" es que ya hayas hecho algo, y en mi entorno es así, por lo que las ganas y la curiosidad siempre son muchas. Cuando el amor llegó a mi, el verdadero amor, y yo me sentía segura de que la era la persona indicada, mi mente comenzó a imaginar cómo sería esa primera vez...

Aquel día, una tarde para nosotros solos, para poder descubrirnos y descubrir ese amor que iba más allá. Cuando los besos empezaban a ser más intensos y nos quitaban la respiración y las manos no conocían límites. Entonces pasó y me di cuenta de que mi imaginación se había quedado corta, que lo que había imaginado y las sensaciones eran mil veces mejores a cualquier cosa que me pudieran haber contado. Y aquellas contracciones en mi pelvis y mi abdomen al ritmo en que él meneaba su cadera en medio de mis piernas y aquella música de fondo. Inconscientemente no dejaba de emitir sonidos que demostraban el ajetreo de mi cuerpo, al igual que mis manos no podían quedarse quietas y las apretaba como si quisiera romper las sábanas de un estirón.

Lo mejor, fue llegar y conocer ese paraíso que llaman éxtasis. Sentir ese calor recorriendo cada parte de mi cuerpo, pequeñas explosiones que me hacían perder el control de mis movimientos. Todo mi cuerpo estaba relajado y me costaba sentir incluso mis pies, mi corazón quería salir del pecho... En aquel momento me dí cuenta de que ya no era una niña, que a mi novio, que no sabía que podía, lo quise más y cada día lo quiero más, por que nos entregamos el uno al otro en cuerpo y en alma. 

                          Luui.